Cada vez más personas se alejan de las dietas estrictas para acercarse a una relación más libre con la comida.
La alimentación intuitiva propone volver a escuchar las señales del cuerpo: hambre, saciedad, placer y energía. Se basa en la confianza, no en la restricción.
Este enfoque rechaza la cultura de la dieta y promueve una mirada más amable hacia la alimentación y el cuerpo. Comer sin culpa, con atención plena y sin obsesión.
Numerosos nutricionistas lo recomiendan como alternativa sostenible, especialmente para quienes han pasado años en ciclos de dieta-culpa-dieta.
Más que contar calorías, se trata de reconectar con el cuerpo. Porque la salud también implica equilibrio, disfrute y respeto por uno mismo.