Los pagos electrónicos se consolidan, impulsados por la tecnología y el cambio en los hábitos de consumo.
El uso de pagos digitales vive un crecimiento sin precedentes. Tarjetas, billeteras electrónicas, códigos QR y transferencias instantáneas son hoy parte de la vida cotidiana, y en muchos países el uso del efectivo se ha reducido drásticamente. La pandemia aceleró esta transformación, al fomentar opciones sin contacto por razones sanitarias.
La tecnología detrás de los pagos digitales sigue evolucionando. Blockchain, biometría y autenticación avanzada se suman a las soluciones tradicionales, ofreciendo mayor seguridad y comodidad. Incluso grandes plataformas tecnológicas, como Apple, Google y Meta, desarrollan sus propios sistemas de pago, compitiendo con los bancos.
A pesar de los beneficios, la transición a un mundo sin efectivo plantea desafíos. La inclusión financiera es uno de ellos: millones de personas en el mundo aún no tienen acceso a estas tecnologías. Además, la ciberseguridad y la protección de los datos personales son aspectos críticos que requieren atención constante.