El ayuno intermitente se ha vuelto tendencia en redes y libros de salud. Pero más allá del marketing, esta práctica tiene respaldo científico en ciertos casos, siempre que se adapte a las necesidades individuales.
Se trata de limitar las horas de ingesta diaria para permitir una pausa metabólica. Algunas personas reportan más energía, mejor digestión y control de peso. Otras, en cambio, no lo toleran bien.
Como toda estrategia alimentaria, el ayuno no es para todos. Quienes tienen antecedentes de trastornos alimentarios, hipoglicemia o embarazos deben evitarlo o hacerlo con supervisión médica.
La alimentación no debe ser una imposición. Cada cuerpo tiene su propio ritmo, y lo importante es escucharlo.