Las relaciones humanas profundas son tan importantes como una buena dieta o el ejercicio físico.
Numerosos estudios han confirmado que contar con vínculos afectivos sólidos puede aumentar la esperanza de vida. La Universidad de Harvard, en su famoso estudio de más de 80 años, concluyó que la calidad de las relaciones personales es el factor más determinante del bienestar y la longevidad.
Tener amigos con los que reír, conversar o compartir momentos cotidianos protege frente a la depresión, mejora la salud cardiovascular y reduce los niveles de estrés. Incluso puede fortalecer el sistema inmune. En personas mayores, la soledad crónica se asocia con deterioro cognitivo y aumento de enfermedades inflamatorias.
Cultivar amistades requiere tiempo y presencia, pero su retorno es invaluable. A veces, un café compartido o una llamada sincera puede tener más efecto que cualquier medicamento.